sábado, diciembre 27, 2008


.Campo Minado.

Dicen que sólo el miedo puede cortarle los cuernos a un diablo, ni el arrepentimiento, moral, conciencia o eso que llaman religión consigue triturar sus cuernitos. Y pasa, el miedo de buenas a primeras te hace saber en un cuerpo con condición de indigente. Eso al contrario de lo que dicen le ocurrió a Rumná, perverso treintón de barbas negrísimas.

Cerrado por fuera como quien vaga sin reconocerse en su propia tribu, marchó sin despedirse con una bolsa de plástico bajo el brazo izquierdo. Sí el izquierdo, porque es el único que le queda. Andar en campo minado acaba con el cuerpo, nervios y alma; y lo vale, dice Rumná mientras cepilla su barba con un delgado peine. Él te mira fijo y aconseja que te quedes entre las minas buscando un amor, sufriendo las mutilaciones de quereres no correspondidos, la desilusión de creer que la explosión es inminente y nada; perder ojos, labios, andar flotando estupefacto sin un solo pie con el pecho destrozado. La enfermedad viene de la soledad que nos enseñan, y el dolor siempre precede a la auténtica sanación.

Sólo vagando hallarás la mina que una vez él tuvo. Aunque me quede con el puritito pecho volveré a buscar, chillonea Rumná. ¿Qué más da dejar caer la cola y los cuernos? Siempre conviene buscar el amor en este campo minado, donde con un poco de suerte explotarás al pisar una estrella.

jueves, diciembre 18, 2008

Soñé la locura.

Con tres dientes enteros y uno a la mitad, el viejo Mago alza su capa ante cualquiera que pase por la calle antes del amanecer. Bailotea torpe en sus delgadas piernas frente a la carreta que lleva impreso su nombre con letras doradas. ¡El nombre es para los simples! y la señora que pasa se queda mirando, saca una moneda dorada de su delantal y la ofrece al anciano. Nadie compra sin vender después, sube temblando al cuarto mohoso, repleto de objetos chinos, hojas de manos a carbón, tinta y gis rosa. Se sienta y él la envuelve en un rancio olor y misticismo. ¡Su nariz asoma por delante de todo su cuerpo! Los hombres no deben hablar a cambio de dinero, y sin embargo aconseja el rancio dandy: Recuerda que donde despiertas, no es el mismo lugar donde dormiste.


...Ya debiera estar aquí, aparecer de improviso a cualquier hora. Sólo eso me interesa, esperé seis días y quiero verle sean las diez de la mañana o nueve de la noche, sólo que sea. Abren la puerta y el aire entra. Ella. Hombres. Una pareja. Anciano. Señora. Él. No el que espero sino otro él que sonríe falso y en demasía. Otro vaso y estaré temblando mas por la presión que por los nervios y alas que fumé en el camino. Antes de saber que estaba "enfermo" adiviné su auténtica personalidad, pensé en la comodidad de tener cerca su apática tranquilidad y esa larga nariz perfecta a cualquier hora. Es recta, ni muy chica o normal, recta; se desliza al frente y se alza ligeramente en la punta para dar un aire elegante. Blanca. Fina. Lisa. Sonará extraño tanta conmoción por una parte tan común y llena de viscosidades, sin embargo, estuve a esa nariz de pasar sola mi noche.

El cigarro nos presentó, el encendedor nos despidió sin la mínima intención, al menos mía, de volverle a ver. Gente hay nunca y siempre, andando rápido por las aceras, tirando chiflidos al carro de enfrente, saturando la vida con llamadas a celular y pendientes absurdos. Él parece no mirar, se queda perplejo, escucha y capta el más mínimo movimiento si esta cerca. Esa meticulosidad y facilidad para ser distinto a cada charla me recuerda un actor real, un carne y hueso que pasea con el mundo interior desbordándose hacia fuera. Es como su nariz perfecta de esquina a esquina, un isósceles clavado en sincronía con su rostro, encima de los labios gruesos y siempre serios. A veces los tuerce un poco, me da la impresión que no sabe como sonreír, cuando yo lo hago se queda perplejo con ojos asustados y queriendo imitarme. Y ríe chueco y me mira con curiosidad y afecto. Y no llega. Es sábado y debiera estar aquí con la desatención evidente de quien vive distinto y no lejos, más cerca.

Tengo que irme por aburrimiento. No llegó. Antes de saber le ofrecí quedarse en casa. Y hoy sé que debe estar curado, de lo contrario seguiría a mi lado.


martes, diciembre 16, 2008

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Llegó anoche pretextando una confesión. trajo crucifijo, Biblia y excelente vino. Me miró lento mientras abría la puerta, contempló mi bata y me miró aún más lento. Me estremecí. Enardecí de ansias al no saber que juego soltaría. Se veía exquisito dentro de ese traje religioso, exquisito. Es tan natural esa conducta suya, llegar sin aviso, fingir un nombre, interrumpir mi insomnio para ceder a sus fascinaciones. Me embruja nuestra camaradería; esa mueca firme de enajenamiento y desesperación que nunca se quita. Me dijo, soy sacerdote de la sagrada familia. Le creí. Lo invité a pasar y a tomar una copa. Bebimos, y hasta donde fue posible perdí la cabeza.

Ahora apenas amanece, son las cinco con quince y mientras enciendo un cigarrillo miro de lejos como recibe el amanecer, Josias en definitiva es un hijo de Dios, ninguna otra criatura puede lucir tan preciosa mientras duerme.





lunes, diciembre 15, 2008

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Luego supo que era más sencillo vivir con un corazón de madera














martes, diciembre 09, 2008

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Eran tantos los deseos lanzados a las estrellas,

que un envidioso Dios creó el día.


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Cuando descubrieron al hombre rieron de la importancia que dan al pensamiento, y no al desarrollo de un cuerpo con más de cinco sentidos.






lunes, diciembre 08, 2008

El hombre salta porque cree que los imposibles sólo se realizan en brazos de estrellas y santos.












viernes, diciembre 05, 2008

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No puedo desistir más, y si me observa un Dios verá que tengo necesidad de hacerlo. No es que no me controle, es que no puedo contener placer sin evitar disgusto. Josias. Josias comienza a desvanecer mi necesidad de reposo, guía mi silencio hacia el peso de sus ojos serenos. No encuentro más jugoso manjar, ni el arte ni el fuego, es una deleitante criatura de cuerpo recto, piel blanca, aliento dulce, cuello de miel… Josias… estoy a punto de entrar en trance y mientras imagino su doble boca la idea se hace real entre mis manossszzss...



jueves, diciembre 04, 2008

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Ese balazo en tu cuello
delata lo enfermo de mi alrededor

sábado, noviembre 29, 2008

El pollo y la trenza.

Su última intención era vender la trenza de quien tanto amó, pero el hambre también devora a los poetas luego de semanas sin bocado. Agua por las tardes, noches, madrugadas, ni un trozo de pan, jamón o queso; sólo agua y esas pastillas que adelgazan cada vez más el fajo de dinero bajo el colchón. Pensó en gastar lo del medicamento en unas papas, cocerlas con sal y robar una barra de mantequilla, pero ¿y los delirios?

Durante unos instantes permaneció afuera de la tienda con el billete arrugado dentro de su puño, miró los pollos girar con sus carnes jugosas, la grasa era un líquido luminoso que le hacia producir increíbles cantidades de saliva, el olor… ¿Le puedo ayudar en algo? Dijo en tono sarcástico la cajera de treinta y maquillaje pastoso. Y no la miró, sino que simplemente pensó en las noches sin dormir, la ansiedad resecando su piel, pero ese pollo, el estómago lleno, un eructo. ¿Hace cuánto no soltaba un ruidazo por la boca?, esos días de sentirse satisfecho y dejar la mitad del plato lleno no volverán, con ella se fueron los anhelos, la sopa, y sólo quedaron el hambre y su trenza.

La trenza… su última intención era vender la trenza de quien tanto amó, pero podría juntar diez de los grandes, tener el medicamento, pollo, sopa, leche, uno o dos eructos diarios; ella hubiera querido eso, aún en vida se hubiese cortado el cabello de ser preciso, solía decir que nunca hay que descuidar cuerpo y espíritu por banalidades.

Era inútil, sentía romperse los sesos y ya iban a dar las seis, guardó el cabello en un maletín y se dirigió al mercado a vender la pieza. Casi dos metros eran el largo, y un resplandor inigualable, el olor aún seguía: diez de los grandes le dieron y compró tres pollos.

El banquete lo extrajo por instantes, sacudió el mantel roído, colocó los tres pollos en hilera recta frente a sí y con las manos comenzó a devorarlos uno por uno. Al tercer pollo y sexto eructo agradeció la existencia de la trenza y pensó qué podría hacer si vendiese nuevamente a su mujer; tal y como lo hizo cuando estaba viva y él comenzó con los delirios.

miércoles, noviembre 26, 2008

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Sólo zambulléndose en el reflejo de un pozo,
hallan los narcisistas su descanso.

lunes, noviembre 24, 2008

y si te digo que tiamo...

Ocupaste el lugar de las voces

y yo,

volví a la realidad.















La Calle.

Voy a cruzar sin mirar a los lados
para ver si un golpe seco
de suerte me acoge,
me lleva lejos, a la Nunca Vista
donde no existen altos
dobles, triples sentidos;
Necesito cruzar
vivir libre y despistada
sin posibilidad de morir.

jueves, noviembre 20, 2008

...

No quiero saber si volverá el lobo, prefiero topármelo de frente y estremecerme a ritmo y miedo del instante. No quiero temblar cada mañana al salir, no quiero entrar al bosque y sentir que llegó cuando aún anda lejos.

jueves, noviembre 13, 2008

.La bruja que robó la luna.

Vino de arriba para contemplar el todo desde abajo, escondió su piel ámbar con una capa gruesa que le cubría hasta los zapatos roídos. Taciturna, delgada, frágil como ala de insecto que vive del néctar que absorbe de las flores. En la aldea todos le apodaron la bruja que robó la luna, del astro no se supo nada desde su arribo a las calles agrietadas del lugar. ¡Es ella la que apagó el cielo!, canturreaban en círculo los chiquillos cada vez que salía de su choza para recolectar aullidos en bolsas de plástico.

Mujer, era una mujer que sobrevivía de pan y luz que daban por trabajar en la fábrica de quinqués. El turno nocturno era evidente en las líneas violeta alrededor de sus ojos y en su bajo peso. ¡A limpiar el pasillo! gritaba el jefe cada 28 días que dejaba espesos charcos de miel tras su paso. Le escurría el dulce por el abrigo, su olor es digno decir, era de una fémina en celo con ansias de ser admirada y seducida.

Una noche nadie le vio más, su tarjeta de entrada y salida de la fábrica quedó suspendida en un 5:45, desapareció el viernes 14 de noviembre. Su casa fue ocupada por un astrónomo ciego, amante de los garabatos cósmicos. Dicen las lenguas y libros, que en la cuarta semana la luna llena volvió a brillar. El cielo que fue un interminable suspiro oscuro se vio iluminado con luces intensas que sorprendieron a infantes y animales, los hombres maduros se quedaron atónitos, y el astrónomo murió envuelto en un torbellino de sonidos. En medio del estallido de millares de bolsas de plástico, los aullidos volaron y celebraron el regreso de Selene al cielo.
.......
Cansada de mirar el caos
puso un anuncio:
Se busca hombre
que me volteé de cabeza.

Para burlar la violencia,
miedo, tristeza, e impotencia,
yo sólo pido
que me pongas pies pa´ arriba.

Voltéame
gírame despacio
tapa mis oídos
protégeme de la venganza ajena.

Vira mi cuerpo entero
porfavor.
Para que por un segundo parezca
que la gente muere de forma natural;
para que por un segundo parezca
que el mundo dejó de andar al revés.
Su su sueerte en tu viaje.

!Clap clap aquí!

Y entonces reconoció que es posible admirar y amar al mismo hombre.

martes, noviembre 11, 2008


.El hombre de la guitarra.

Llevas medio día caminando descalzo por la brecha del río, el agua trenzada con millones de preguntas fluye en cualquier sentido y casi llegando a la orilla del planeta que te sostiene, se eleva en una cascada que escupe signos e insectos al espacio. La corriente va rápido, puedes mirar las palabras ir y venir, una antes que diez, veinte, setenta, y otras después de una. Van de izquierda a derecha y al revés, los signos se alejan colina arriba, abajo, sin percatarse del norte, sur, este y oeste; saltan, mojan rodillas, narices frías y acarician tus dedos empapados sin respuesta.

En lo que debiera ser lo alto en la tierra, puedes ver un ave rechoncha de papel pecho amarillo. Se desliza por el cielo arrastrándose ligeramente en el humo obscuro de un cielo-agujero que cambia su horizonte cada siete parpadeos. Por ello te has arrancado las pestañas y exprimido el agua de los ojos, tanto lloraste hasta secarlos que olvidaste parpadear; y así fue, el horizonte no se moverá en años.

Huele a nubes… Te percatas cuando tu estómago suena y emite sonidos parecidos al hambre. Escuchas deliciosas notas y sales del río aun con algunas preguntas enredadas entre los dedos, corres por el esponjoso césped color mostaza y sigues el olor; esquivas los árboles de lámina que contonean sus copas, revientas algunas piedras viscosas que se atraviesan en tu camino y saludas acordeones con ojos que descansan en sillas de tres patas. A unos metros de Él te detienes intempestivamente, aspiras su olor y lo contemplas en trance con su guitarra. Te recibe con voz de ave en las manos, un hilo de vapor juega entre sus dedos, resbala por las muñecas, lo envuelve lento y desenvuelve en figuras que evocan dioses reales de papel maché y mermelada. Sus labios enrojecen cuando los muerde al ritmo de cada nota, el viento se contagia y el carmín inunda la noche.
Bailan mis sentidos hacia ti, revuelvo tus cabellos que flotan buscando gravedad.

De nuevo tu estómago grrlhpp… creíste haber terminado con el hambre y que ibas a saciarte con sólo verle, grrlhpp… aún está allí. Te acercas más y suspiras sobre su hombro, abrazándolo por detrás. Y aunque no estás allí físicamente, sino que lo haces sentada desde el rincón donde lo escuchas, siente tu sonrisa que rebota en su mirada cómplice de luna al revés.

Los listones melódicos ya no sólo salen de sus dedos, sino del cuerpo entero que pareciera sudar música, acaricia cada poro y enchina la piel. Luce extasiado entre el humo de sus notas, se entrelaza con el ritmo y moldea estrellas fugaces que emigran en forma de enanas explosiones. Como en un beso devoras el primer astro. Te mira, te estremeces, y de pronto son tantas las luces que flotan alrededor que dejas de comerlas. Acarician tu cuerpo, se absorben por la piel, sonrojan las mejillas y despierta tu vientre. Tomas las estrellas, las miras, acaricias, pisas, respiras, y cada que lo haces se multiplican. El planeta pareciera a lo lejos una enorme manzana con pecas brillantes. Los cuerpos chocan y se encienden, de los astros brota un tenue naranja que se transforma en rojo- violeta que sabe a miel. La atmósfera se humedece con las mareas que ahora suplantan todo lo que existía antes de verlo tocar de tan cerca, las olas no perturban su cuerpo alto, altísimo y delgado, dan volteretas que transforman la tierra, agua, aire y fuego en cada rincón.
Se responden las preguntas, las copas caen de los árboles y devoran las armónicas, los troncos dan una cuarta pata a las sillas, sus labios y dedos anuncian que dentro del uniforme caos de la noche, nacerá un nuevo sol con alas de ave.

viernes, noviembre 07, 2008

...El naranjo sin sal.

Con las semanas subió la marea en sus ojos, la soledad como la luna le permitía desbordarse sin control y mojar la sala, cojines, libros y su delantal. Bastaba sentir que no había nadie más en casa para dejar correr sensaciones que lastiman el pecho y quiebran la voz. El mañana dejó de reflejarse en su espejo y al contrario de meses atrás, detestaba mirase y al instante quedarse de rodillas sobre el piso, buscando consuelo en la oración. Consuelo de idiotas decía su padre, no alivia, calma un rato y desaparece de la misma forma que llegó. Era su vida un húmedo ir y venir, saló el piso, las flores, incluso las comidas que preparaba eran agrias y pastosas. El llanto remplazó pronto la razón, y no hacía más que sentarse bajo el enorme naranjo a orilla del monte. Quiso dormir y ser árbol de hojas verdes en verano, doradas en otoño y permanecer desnuda en invierno.

Esa tarde al regresar con los ojos habitualmente hinchados, pidió a él que apretara la cuerda. La miró y sin siquiera preguntar por sus ojeras y ese salado perfume, ató un fuerte nudo, imaginó que era para cargar la cesta repleta de naranjas, pensó en que la semana siguiente tendrían olor a mermelada perfumando el ambiente, pays, envasados. Naranja. Era un nudo y eso qué, creyó que sólo era un nudo y nunca imaginó que hubiese más, hasta que ella ya no estaba allí, dejó su delantal y sus pies, que seguían colgando luego de una semana. Ya no estaba. Sólo quedó una naranja que rodó por su mano y lanzó para aplastar galaxias de agua que ella creó, que brotaron de sus ojos para inundar otras tierras.

jueves, noviembre 06, 2008

...Esperanza.

Sólo ella me conduce ciega entre veredas roídas por inseguridad y miedo. La fe me sabe a camino cuando la llevo dispersa en el perfume de mi cuerpo. Entre miles de galaxias bendigo la esperanza de marcharme un día con las estrellas, para hacer reír al cielo y ahorcar a la luna.
Al Bar Tres Gallos.


Pero que vaya despacio, dijo una de las mujeres que se acercaron al taxi. Serían se seten taa pesos, tartamudeó el chofer mientras trataba de mirar más allá de la falda que les llegaba quince dedos arriba de la rodilla. Eran dos y a leguas ninguna era virgen, eran de las que llevan 25 años en la voz y 16 en los ojos. Su cordialidad incitaba a subirlas y conducir despacio por el simple afán de mirarlas, de deleitar y embriagar la mente con deseos propios de una revista, pornografía para inseguros, desilusionados, plantados, enfermos, pubertos, pecadores y taxistas de turno completo.

Soy solamente este cuerpo. La frase de la morena le estremeció cerca de la entrepierna al ritmo que la puerta de su nissan 94 se cerró bruscamente. ¡PAaF! Directo al Bar Tres Gallos. El taxista arrancó y mientras trataba de olfatear su axila para cerciorarse de no oler tan mal, miró el retrovisor. Se rascó la barriga y vio como dos bocas pequeñas se deseaban en un ir y venir de manos, eran miradas inocentes que como camaleón saltaban y arañaban sus ojos grises escondidos detrás de un grueso armazón de plástico negro. Era la falda tan corta, las tres cervezas de la cena y los cabellos rizados los que incitaban a frenar y mirarlas de frente. Esa gargantilla dorada en su cuello delgado; sería sencillo retorcerlo y tomarla completa con una sola mano. Ese anillo de piedras brillosas, esa gargantilla, esa gargantilla de nuevo. Era parecida a la de su esposa Martha que espera en casa con una panza de seis meses, desde que concibieron no han tenido sexo. Lastimas al bebé, refunfuñó mientras se picaba la nariz y miraba aquellas mujeres que como gacelas se perdían entre los reflejos de luces de los demás autos y lámparas agrias de la ciudad. La cama se volvió grande, las noches largas, el colchón que antes albergaba un cuerpo unido, ahora llevaba dos. Ella y El, separados por dos grandes barrigas, el hastío del trabajo, el dolor en los tobillos, antojos y ronquidos. La guitarra en el radio era nefasta por la voz chillona del cantante y ese patético locutor nocturno. El quiso alguna vez trabajar en la radio, directo en la consola con cientos de botones coloridos que pulsar, se figuraba los de los cohetes que van al espacio, pero tuvo que dejar su futuro prometedor para mantener al hijo bastardo de su esposa. Las cosas que deja de hacer uno por amor. Y el retrovisor: ellas. Ya no sólo era coquetería inocente, sino toqueteos. Fijó nuevamente el espejo y se limpió la boca con un pañuelo que más bien olía a tabaco que a loción. Temblaban sus manos hasta tal punto de colocar a su esposa en segundo, que digo segundo, último plano. ¿Y si rodeo la avenida Sforth se darán cuenta? Era el ansia del todo por el mirar, pero ellas podrían darse cuenta y sabrían que algo anda mal, así que mejor bajó la velocidad mientras una detrás de la otra se hablaba con suavidad; se llamaban querida, puta conciencia de mi pesar y esperanza. Y de pronto, el clic que anuncia la liberación de unos tiernos senos que respiran el frío de la ventana, el taxista alza la vista y se levanta un poco del asiento, quiere mirar, entrar al espejo, voltear y voltea; y la vuelta, el semáforo no alcanza el verde y ¡piiiip! Esquiva lo que pudo ser un aparatoso choque. Se limpia el sudor, el susto, y observa como una tersa mano hurga debajo de la falda, lo incita, lo colma y ¡joder! Grita. ¡Un trío! Pero sólo le responde un olor a hierba. Sigue la música en la radio, son las 5:45 en la capital y en ese instante lo sabe, en el sillón de atrás hay un sexo dispuesto a ser ocupado por cualquiera que ostente pecados y fe. 5:45 repiten con voz automatizada, temperatura de diez grados centígrados. Diez, veinte, cincuenta, fahrenheit o celsius que más da, una de ellas resbala sus dedos como si acomodara un montón de hojarascas en un frasco, la muñeca morena se retuerce en lo que ya eran diez dedos bajo el ombligo, olor dulce, sonidos, ¡joder! gritó de nuevo el taxista, seamos tres y que sean diez pesos hasta el Bar.

¿Di eezzz? Dijo la de cabellos rizados cerca de su oído, mientras le humedecía el cuello con su aliento fresco, vos sos lo que no podes tocar. Y date de vivo que has sido testigo, dijo la otra ya sin la falda; y en pleno despegue sacó un instrumento recto, acolchonado de las puntas y con vibración propia. Lo tomó ante la incredulidad del chofer que viraba en la curva con la certidumbre de oír un gemido con la sola compañía de su volante.

Cuando quierassszz…. Suspiro. Jadeo. Brazos. Dientes. Ese cuello. Dos, tres piernas, lo que parecieran diez lenguas en perfecta sincronía danzan alrededor, se envuelven finamente como quienes se conocen de otra vida. El quería ir detrás, sostener y apretar algo más que el estúpido volante, aunque fuera mirar de frente como si comprendiera el amor puro entre dos mujeres. Luz Roja. Paso peatonal. Verde. Pri mee raa… Primera. Clutch, primera y el retrovisor, y la imagen desnuda de un cuerpo carcomido por los excesos, salvado por la fisonomía de un inocente infante. Clutch, se gunda, las notas de un piano aderezan el camino, la maldita hora de nuevo, la voz chillona y el reggaeton que le desesperan tanto como no poder virar la cabeza hacia atrás. Y de pronto lo recuerda, allí esta el anuncio luminoso: la inminente llegada al bar y la rabia de nacer hombre.

Frena. Son Setenta pesos… dijo con coraje y un bulto a estallar. Miró la falda que llegaba nuevamente a quince dedos arriba de la rodilla. Se mordió los labios y echó un escupitajo espeso al piso. Retrovisor: vacío. Y mientras contonean sus delgadas figuras y afilan la sonrisa para entrar al Bar Tres Gallos, prende un cigarrillo; se deleita pensando que pudo cobrar diez pesos, olvidar a su mujer, su panza y su bastardo; olvidar el turno de un taxista en romanza que no tendrá sexo al menos esta noche y en los próximos tres meses.







domingo, octubre 26, 2008

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Marqué el número y colgué antes del primer timbre. El nervio de sólo escuchar el bi ip y saber que alguien en otro sitio se dirige hacia el teléfono me tensa: se atiende de manera inmediata el llamado, con el yo contesto en la boca, la familia entera se enfrasca en una carrera por levantar el auricular. Y así con todo sólo escuchas bi ip. Y crees que pudiera ser ella quien levante el teléfono, o su madre. Si es su madre tendré que pensar un nombre, saludar, preguntar su día o hablar del clima, pero y si fuera su padre, no él no esta. Pero imagina cuántas personas no están la mitad de su vida corriendo hacia el teléfono o bebiendo ese desca- fé aguado, fumando tabacos light, corriendo, mirando el móvil, o azotándote la cruda para venderte una tarjeta de crédito. Como si mi hambre fuese la que no se alimenta de las letras, y tuviera monedas o billetes o cheques. Y esa mañana de nuevo el timbre y la tarjeta. Y recuerdo que no cuidé mis labios de tu dolor que me incita a apilar versos en tu piel roída, ojos brillantes y sonrisa chueca. No, no me cuidé de lo que otros en su ignorancia llaman enfermedad; al menos no esa vez que estuvimos juntas. Ella era en mí, yo en ella: por eso la sentí tan cerca con la sal, los borbotones gruesos de su cuerpo, su fluidez por mis dedos, mis labios, mi nariz en su olor dulce mojándome de la quijada hasta el cuello. Y yo pensé que era amor o igual carne, en la simetría perfecta me supiste. Y tanta rabia me dio ese escandaloso timbre chillón, interrumpiendo mi contemplación de niña hacia ti, pero pensar que si marco otra vez y cuelgo puede ser ella. Cuando usas teléfono es como si hablaras directo al oído, colocándote exactamente justo en sus fibras sensibles, un poco inclinado y con el tono de voz perfecto. Marcaré. Podría ser que ella me conteste, o mejor aguardo y puede que llame.

sábado, octubre 25, 2008

Conmiseración

Mi cuerpo piadoso se vio tentado ante sus caricias
no hubo más opción hermanos míos
seamos caritativos con el alma necesitada.


El más galante, cortés, sensible, y perverso hombre que yo he tenido vino oportunamente a darme consuelo. Mientras nos tumbamos en el sillón recita inverosímiles moralidades, sus bellos desfiguros no permiten pensamiento que ose desacatar sus des-ordenes. Mira mi cuello, lo retuerce con alegría maligna, ¡qué locura, qué delicia de pecado!, lo sostiene con la mano entera al tiempo que suelta el bastón y levanta mi vestido, me llama Lucrecia, me muerde, y su mano recorre sagazmente mi entrepierna, sube fuerte y sin soltar mi cuello respira agitado, Lucrecia ¿quieres jugar conmigo?, me invita a simular que tengo doce años y él una caja entera de galletas. Jugamos, juega y pierde a Lucrecia, la pierdo a mitad de un respiro preorgásmico.

jueves, octubre 23, 2008

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Apenas es lunes y ya estoy pensando en una razón para no amarle. El olor a pino me llama hacia la ventana, donde puedo observar el reflejo de él en la cama. Duerme de lado con la mejilla enrojecida y parece que no despertará en un buen rato. Mujer, ¿cuántas ocasiones he escuchado esa palabra? Recuerdo una vez donde alguien enterraba sus dientes en mi cuello con un respeto tan profundo, que lo tuve desde los dedos hasta el último suspiro de cansancio que, en medio de una agria melodía con voz de violonchelo, le quitó la vida. Y lo siento como si existiese una fotografía que confirmara no era su cadáver. El cielo se nubla, miro la calle y huelo los pinos, siento necesitar más de un cigarro que me ayude a guardarlo de una vez por todas en su cajón.

miércoles, octubre 22, 2008

Voy a salir a pintar pájaros en las cercas, pájaros que vuelen tan lejos que ni siquiera podamos percibir que están.
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Con las desmemorias se endulzan los recuerdos. Lo peligroso de no retener a cabalidad es que se enaltecen figuras, rostros, emociones y momentos. Por eso ella finge que él era tal y como lo recuerda, para hacerlo más perfecto.
.Ojalá fuera el azar.


Me dijo que la suerte escapaba por debajo de su saco en formas de miles de insectos regordetes, era como si un enorme silbido brotara de pronto del pecho y rasgara los antebrazos con una fuerte ventisca; sacude la mente, deja los pies flotando, mirada perdida, ojos azorados y cansados. Un lunes. La suerte se me fue un lunes de otoño, murmuraba con la mano estirada en señal de pedir dinero. Y lo veían sin prestar atención. Sin darse cuenta de que era un hombre con saco curtido, mirada de quien la tuvo y finalmente reconoció que la perdió.

lunes, octubre 20, 2008

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Acaricia suave sin dejar de mirarme como cuando estamos solos. Te veo rodeado y me siento rodeada de cuerpos que como moscas deben ser espantadas. En tu nombre me quito los deseos momentáneos, roces, necesidades. Me dejo ir completa sobre este papel que sólo se lee en nuestra soledad, compañía y esperanza.

Sólo te quiero para mí, aunque suene a romance va más allá de cualquier historia normal. Lo sabes en pasado y presente, sé que lo has imaginado en el futuro. Si tuviese que elegir entre mi alrededor, y lo hago, me refiero a si pudiese elegir enteramente libre: Te elegiría porque llevo nuevas galaxias en el vientre, esperanza en los senos, temblor en las rodillas. Pasión por sentir lo que no se ve ni se conoce del todo. Elijo estar para poder compartir lo que siento, y ojalá lo logre, como quise desde que con los ojos vendados sentí tu confianza al caminar, desde que sentí tu cariño tapándome la nariz y conduciéndome al frente: lejos de las explosiones, abrazado a mí, abrazada a ti, para vernos llorar.
Te amo.

viernes, octubre 17, 2008

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Sin hombres y sin gatos. La idea no parecía tan descabellada con el primer parpadeo de la mañana, con los labios enrojecidos y suaves, las mejillas aún tibias. La vida viene a formarse de más: novelas de suspenso, un buen queso, infomerciales, sonidos de puertas, pasos, viento, fuego; caminatas largas, oraciones, silencio, insectos, charcos, aves, frío, manos de tinta y hojas de papel. La mujer emerge de mi columna vertebral, entera me contoneo hacia delante y detrás: un estremecimiento. Levanto el brazo derecho y se dobla haciendo una ligera caricia al viento. Mirar arriba mientras se aspira el dulce sentir de un respiro, es el inicio de una evocación que pretende liberar al hombre de sus virtudes. Olió el aire fresco de la mañana y sin abrir los ojos pudo mirar la lluvia de afuera, los zapatos salpicando pequeñas hormigas que cargan o arrastran hojas, piedras y basurillas en las banquetas, la tierra del viejo camino a casa, los adobes húmedos, las nubes espesas esponjan el cielo. En el balcón: la maceta. La gota se desprende lentamente del tejado, resuena al chocar con el barro y suelta un relajador sonido. Los pies fríos bajo las sábanas blancas salen, sientes el calor del tapete, la madera; las manos se dirigen hacia el tocador y toman un vaso de cristal con agua. De nuevo los pies en la madera, la cerámica y el agua que sale e inunda con vapor el cuarto. La cabeza mojada y el agua por los hombros, la boca, los párpados; los pies ya no están fríos.
El olor de canela apresuró mi cuerpo a la cocina, tomé la bata y sentí el aroma en mi nariz, garganta, estómago; tomé la taza y bebí el café con olor seco y dulce. Afuera un ave canta, pareciera que los pulmones abarcan la totalidad de su pequeño cuerpo rojo, al aspirar se infla desmesuradamente; su canto toma su cuerpo y el aire que en él estaba. Ave de un color y mil tonalidades, despréndete y dile al gato que vuelva a casa.

jueves, octubre 09, 2008

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Vísteme como una muñeca y quítame los andrajos con tu disposición de amar. Calla las voces con un cantíco que sólo puedan percibir mis oídos; mis oídos habidos de tu lengua, que se ha hecho vírgen con el paso de horas fundidas en días de ausencia. Llámame con el pensamiento y haz de mí cuánto permita mi existir, sin que deje la esencia que amamos; y písame fuerte un pie para que salte de nuevo, para que alcance esa boca que siendo tan alto llevas puesta muy arriba. Amame como yo te he amado sin recelos, hasta hoy permaneces intacto en el cosmos de mi esperanza. Te dedico la fe que me queda en ojos tristes y sonrisa eterna.

viernes, octubre 03, 2008

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Cerré la habitación con llave para que no me vieran llorar. Ellos están aquí en la casa, duermen en el cuarto de enseguida, en el sillón, en la sala. Semanas de casa vacía, silencio y polvo, quedaron atrás para volver el domingo, cuando se marchen. Me gusta olerlos, escuchar que guisan un huevo en la cocina y que a veces gritan o se besan. Me dan paz que si bien se acaba con las horas, es en ocasiones preferible a la soledad que susurra locuras, tristezas, y sueños que terminan por seducirme y me obligan a tomar un bus a otra ciudad o lo más lejos posible de todo lo ya conocido... Y sí cerré la puerta, giré la manija lentamente para no hacer ruido y que no se percataran del broche que les impidió verme llorar. Lloré por él y no sé si lo merezca, ni él ni yo, lloré. Lloro. Me duele. Aún cuando todos ellos están aquí y deseo abrazarlos en un tiempo indefinido, (marchan el domingo), lo quiero a él. y me hace falta. me pregunto si yo aún le haré falta, o al menos si seré apetecible como compañía.

martes, septiembre 30, 2008

El pájaro asceta.
Sus ojos lloraban y pedían que le hicieran el amor como a un animal. No era ella la que se convulsionaba en quereres erráticos que emanaban del instinto, era alguien más en su cuerpo sediento, ansioso de ser estrujado sin tanta formalidad. Lucía hermosa con la mueca rojiza, mejillas encendidas, ojeras marcadas como sombra y cabellos revueltos.

Recién salió de otra crisis, y aún adormilada por los químicos la tenían por absuelta de los pecados que emergen del mucho sentir. Enfermedad, así la llamaban los doctores para apiadarse de su estado mental. La voltean sin pedir permiso y mientras dos sostienen sus muñecas, otro inyecta el sedante sin avisar que dolerá mucho, bastante, todo. Jalan la explosión cósmica que se derrama dentro, ciegan la pasión y roban la necesidad de fornicar por mero placer, por la obligación que surge del simple hecho de ser mujer. Sangran su nariz y boca, exprimen el sentir y duermen con sedantes su naturaleza. Duermen, no hay palabra más exacta para la labor de aquellos que con medicamento pretenden erradicar cualquier síntoma “anormal”, ella lo sabe, los deseos, las necesidades y el ansia que los mueve volverán. Esos ojos hoy muertos habrán de resucitar con centenares de sensaciones que quisieron aplacar, se iluminará su cuerpo en medio de un orgásmico big bang que culminará llevándola a otro sitio, donde emergerá como un inmenso ave asceta.

viernes, septiembre 19, 2008

...

A veces temo que el cuerpo no soporte los vaivenes de mi alma y mente. Los nervios matan mi piel con manchas blancas y secas: soriasis. Las piernas parecen no sostenerme y caigo de las banquetas, sillas, cama y esperanza. Ojos negros profundos acuñan mariposas nocturnas que anuncian la cercanía de la muerte. Es la mente que se apodera de mí con sus debrayes, la profunda impotencia que forma telarañas de agua en mis párpados, inunda la vida de gris, ensombrece mis mejillas que en un tiempo fueron rosadas. Sé que moriré joven por no tener un cuerpo que resista tanta obsesión y fanatismo en torno a la vida.

La doctora quiere que vuelva con mi terapeuta dos veces por semana. Enumerar mis anhelos, recuerdos olvidados y moquear un rato si es preciso. Los ataques volvieron a instalar su rutina en mí, se nota a través de mis ojos y peso perdido que de nuevo hay que ir por ayuda profesional.

No creo en hadas ni sicólogos que curen, pero es la única manera se seguir con la caja de medicamentos en el buró, de no quedarme hipnotizada tres días sin comer, buscándome en la sopa recalentada de la semana pasada. Cinco inyecciones, todas en la misma nalga; un moretón físico que refleja a la muerte que siempre anda tras de mi jalándome lento de la realidad, como en un sueño, sólo que esta vez no la veo y sólo mi cuerpo le siente, se seca, se llena de soriasis, mientras la mente me aleja del todo a la nada, de la nada al todo, en un permanente existir nihilista.

miércoles, septiembre 03, 2008

.Celos.
Siempre habla de ella. Se le cae la boca alabando su belleza, ternura, inteligencia, alegría y terquedad . Yo le detesto tanto como a esa cuando la trae en la boca, y no es que ella sea otra por eso tanta molestia; esa soy yo cuando él dice que estoy “bien”.

domingo, agosto 31, 2008


Jodiendo rockstars.



-No sé como quitar este espacio gigante de mierda-

No sé.

No puedo.

puff...



-No sé como quitar este espacio gigante de mierda-

-No sé como quitar este espacio gigante de mierda-





Sobrevivir
Andar como si se estuviese

Dormité semanas, no cerré los ojos por el insomnio. Dormité despierta entre alarmas, miradas, empleo, su recuerdo. Subir al autobús, limpiar los zapatos, escribir con tinta azul, no escribir, hablar con las “personas”, escuchar a políticos y sacerdotes, a la ONU, estar hambriento, no amar, no quererse, no asombrarse, no despertar.

Anuncios por doquier, inmensas avenidas roídas por “espectaculares”, que no poseen ese calificativo. Versos absurdos para bajos de autoestima, dioses políticos, la mercadotecnia sin estética, imágenes irreales y grotescas, sin la noción de que existe una perfección en la inocencia, los detalles, el error y las diferencias.

Dormitar. Sentir que se tiene insomnio y se sueña al mismo tiempo, hacerlo en breves ataques de imaginación o burla. Sentir que se ha colapsado dentro de un enorme triángulo, círculo imperfecto. Sentirse aprisionado en un consumo ilógico, falto de razón, de por qué, de un tener por el ser.

Somos un fallido intento de los cuentos de hadas, una parodia del "Felices para siempre". Somos seres pensantes que no piensan, un homosapiens de plástico descompuesto, aturdido porque no se acostumbra a pensar, y rechaza el intento. Hasta los bichos se rigen por
leyes naturales de sobrevivencia.

miércoles, agosto 20, 2008

Del gato a la zeta

El gato dejó de lamerse bajo el techo de lámina cuando la vio salir con su vestido de siempre y sus tenis viejos. La niña alérgica a los calcetines se dirige a la escuela. La niña… la mujer de veinte con cuerpo de infante, sonrisa burlona y mente perspicaz. Un azul brilla con el sol, el pelaje del gato se ilumina mientras sale del tejaban, se estira, maulla, vuelve a maullar mientras se echa al concreto para seguirla con la mirada.

Si fuera por ella permanecería siempre bajo la protección que brinda tener la figura de una niña, no hay que pedir perdón ni coquetear, el infantilismo es virtud para quien desea pasar desapercibida y ser consentida por los mayores y los de su edad.

El gato retuerce su cuello y la sigue, bajo el brazo (ella) lleva un libro de hojas viejas y letras sueltas que caen de una en una, algunas permanecen inertes sobre el pavimento, otras flotan con el aire ligero y se enmarañan en sus cabellos negros.

Las a´s inundan el patio, mientras la y la efe se enredan entre sus pies. Ese, equis, te, ere, che, jota, ele… con delicadeza se quita una eme de los ojos, y vuelve a ver al gato que lame una zeta y avisa el final de este relato.
...

lunes, agosto 18, 2008

Los hombres y los cigarros.

Subió las escaleras de dos en dos, se detuvo frente a la puerta del departamento y sacó la llave entre un jadeo que le supo a los cigarros del mes. Debo dejar de fumar un poco, o cambiar mi vicio por otro menos desgastante que me deje respirar.

Al día siguiente se levantó, lo miró (a él) y mientras encendía un cigarrillo marchó echando humaredas.

jueves, julio 31, 2008

Entre Populismo y Barritas de higo.



Los conformes se pasan la vida aplaudiendo a dioses políticos y bendiciendo dioses celestiales que no existen. Se gastan millones en bancas y pintura nueva para los parques, los conformes aplauden y no miran que los que tienen hambre no comen el cemento del nuevo puente, el pasto en rollo del camellón, las palmeras que suplantaron a los huizaches, y tampoco el bronce de las tres nuevas estatuas.

El museo tampoco llenará la barriga de los flacos, de los que viven del mínimo del salario mínimo, los que ves cruzar la calle Libertad con una maruchan, una coca cola, un cigarro suelto y si tienen suerte, un esniquer con almendras o un milqui wey.

Los conformes reclaman, piden que se haga aquello-esto-lo otro, piden que se cambie, remodele, aumente, mejore, apoye, construya “obstruya”, erradique ¡y a veces hasta eduque!

Y mientras complacen con armas, partidismos, guerras, desalojos, robos y apariencias, los complacidos y los complacientes (que son los mismos), siguen aplaudiendo y rezando con devoción la vieja fórmula de recibir promesas a cambio de voluntades.

Si el gobierno se ofreciera a concederme un deseo no pediría la paz, que erradiquen el narco, bajen los precios de las escuelas, apoyen al campo, defiendan con razón humana, desaparezcan, que me hagan funcionaria pública, paguen mi aborto, apoyen mi relación lésbica, me permitan adoptar un niño…

No. No sería nada de eso, esas son utopías. Yo pediría que Barritas (la marca de galletas) volviera a tener su presentación con relleno de higo. Hay cosas que la voluntad no puede cambiar, pero para todas las demás existe la política del populismo.

viernes, julio 25, 2008

Venid a mí.


Nos une un deseo común
el de la existencia individual.
...
No podía haberme sentido más incitada para conducirme de la manera más natural: lasciva y enardecida. Ese fondo rencor que en ocasiones me habla y con quien por ciento me gusta tanto hablar, también está desarrollado en mí como parte de mi espíritu. Siento como ilumina mi cerebro y vuelve los recuerdos vanos en imágenes lógicas que me dicen quién soy en verdad.

Tomaré cualquier reconfortante para las múltiples violaciones que me han hecho, e incluso aquellas donde llegué a cooperar. Estaré dispuesta a volver a parir todo lo que permití que se llevarán de mí cuando aún estaba en flor, cuando era una hierba por excelencia que prometía crecer dentro del mejor clima.

Embriagaré tu afecto y lo convertiré en necesidad. Tendrás un cáliz con el vino de consagrar que corre por mis venas, y si en alguna noche de invierno vuelves a cantar otra vez, sentirás mi presencia, una onda calándote a gritos diciéndote que yo ya partí.

La felicidad contenida en ti será una procesión con cuernos y trompetas, donde la gente baile con la vejiga inflamada dentro de una red húmeda, una cadena los hará rechazar el desorden, comprando quizá humos azulados, llamas, cuerpos. Todo arderá durante un instante, antes de que te inclines para reconocer tu espejo.

Y no te maldigo, sería sencillo. Te denomino: AMOR.

lunes, julio 21, 2008

...


Me gusta tener el clóset abierto,

si a los mounstruos les asusta

que ellos cierren las puertas.

miércoles, julio 09, 2008

Silence.



¡Cállate!
hasta que tengas
algo
que decir.

Cuando confío hablo. Dejo que todo fluya como si no necesitara de comas, puntos y signos de admiración. Ajusto la voz a los personajes de mi charla y rio sin parar. Ultimamente no. Hablo para mí, río para mí y Luis y mi gato. Afuera todo parece estar filtrado, como si estuvieran vetados temas que no se relacionen con fotografía y marcas, ¡hasta cómo ilumina la luz al maldito excusado es tema de debate! No quiero saber si compraron una nueva bolsa y siguen con los mismos calzones rohídos, si se cogieron al vecino a mitad de una película francesa, si descifraron un existencialismo con toda la poesía heredada de Borges y un porro. No quiero saber su nuevo proyecto cumbre en el arte, el análisis casi etimológico del último disco hecho con sonidos de mierda en la lluvia. No quiero escuchar. Estoy cansada.

domingo, julio 06, 2008

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Escapar, no dejar de correr y de estar. El afán de huir la persigue desde los trece cuando se vio forzada a dejar de existir en su realidad, en su pueblito bicicletero. La razón: una inesperada mudanza, un montón de cajas donde pretendió echar todo lo que necesitaba para seguir su vida normal en otro lugar.

Con el tiempo, creyó haberlo superado, como quien se cae de la bicicleta o se ve en el piso con las rodillas raspadas a mitad de un recreo. Sin embargo, aún creyéndolo, no está lo suficientemente convencida como para vivirlo ante sí misma.

Escapar se ha vuelto parte de su naturaleza: corta amistades con exagerados pretextos, abandona los trabajos a mitad de cualquier mañana sin siquiera renunciar, y desaparece sin aviso, sin suficiente lógica. Con el amor, también lo hace, se envuelve en paranoias para convertir su sentimiento en odio, en pura incomprensión.

Y se destruye, crea complots para poder huir y escapar con ese amargo sabor de tristeza y melancolía, deja lo querido para sentirse arrancada, despojada y débil, como aquélla vez.

Quizá no lo he superado, se da en ocasiones el permiso de pensar. Quizá no. Se repite al tiempo que lagrimea y abandona la escuela, la familia y un perfecto amor. Quizá, dice. Pero no puedo quedarme, suspira. Y toma su maleta, una vez más marcha con la nostalgia en el presente y la esperanza de una nueva e inminente huida.

sábado, julio 05, 2008

Quiero tu lado derecho y tu lado izquierdo para vivir. Cuando no te esté mirando, quiero hablarte y escucharte de costado, sentir que tu sombra camina detrás de nosotros junto a la mía, siguiéndonos el ritmo con el sol.

Te deseo de frente y te miro eternamente virando entre mi izquierda y mi derecha. Como hasta hoy, quédate aquí sentado junto a mí, deja que me pare, salte, corra, grite, llore, sonría, y cuando no te esté besando acompáñame de lado, para no perdernos nunca en el camino.

miércoles, julio 02, 2008

El Hombrecito.



Se cree muy hombrecito. Cuando toma una naranja del árbol frunce el ceño y se sienta en la banqueta a quitarle la cáscara con las piernas abiertas y los hombros inclinados hacia delante.

Finge no mirar a los demás niños, y que no le importa llegar a dominar la bicicleta sin llantitas. Los grandes leen comics, descubren cómo atemorizar a las niñas y cargan una palomita en la bolsa del pantalón.

Esos niños, susurra desenfadadamente mientras piensa si guardó el bote de crema de afeitar, que usó para simular una guerra de nieve entre las tortugas ninja y el unicornio de peluche de su hermana.

Él es un hombrecito. Mira con ojos maduros de hombre indiferente, igual que su padre. Pero basta un grito que en forma de salto le vuelve la niñez y lo lleva dentro de casa: ¡Santiaaago! Grita a eso de las seis su madre.

domingo, junio 29, 2008

El cielo canta nuestros secretos.

El cielo llora, suda, lame mis pies con sus pequeñas lenguas en forma de gota. El cielo hoy parece cantar nuestros secretos: la lluvia se siente fría y cala, te hace temblar, huir a casa.

Cuando llueve me siento afuera y cuido que no se moje mi cigarro, que los pensamientos no nublen mi mirada. Sólo al cielo le sienta el tono gris, sólo al cielo le corresponde mirar más allá de lo que moja. Es como un trueque, él se desborda y yo lo dejo entrar, hurgar con su viento fresco bajo mi vestido.

viernes, junio 20, 2008

MAI REGALO.

¡Gatos!... ¿por qué no traerán hamburguesas?
Por si acaso, un decir.

(obviamente todo viva)

Pensé en cortarle el cuello y hacerle tiras a lo largo. Amarrarle unos hilos que pueda jalar lentamente para ver su carne y luego no, luego sí, luego no, luego sí, luego ¡ay! arrancarle una sin querer.

Un peinado, sí. Siempre quise ser estilista. Le haría rapo de las cejas a la mitad del cráneo para abrir la parte de arriba y colocar unas lindas flores amarillas de plástico.

Imagino que sus ojos deben ser lindos, porque según entendí son negros. Le caería bien uno cosido, y el otro se lo arranco y se lo coso en el cerrado. La cuenca vacía es atractiva para poner carbonsitos prendidos, palomitas que quizá le hicieran temblar mientras le introduzco agua mineral con vidrios por la nariz.

Su boca, esa boca que pretende rozar lo que no es suyo debe aprender a respetar. Como no tendría más hilo para cosérsela le haría finos cortes con hoja de papel donde fácilmente cabe una taza de vinagre con limón. Para sellar un fierro prendido con el mandamiento, "no desearás a la pareja de tu prójimo".

¡Ni un paso más! que con un par de “lindos pies” puedo alimentar a diez niños que gustan de carne fresca. Entiéndase que tendría que freír sus pies en un cazo dorado para que los comieran mientras termino el peinado.


Con su sexo y sus uñas ni me meto, hay un Dios que todo lo ve.

viernes, junio 13, 2008

...

Métanse TODOS su jodida existencia, vuélvansela a sacar y clávensela a su madre para que vean como se ríe la jodida de ustedes mientras se la cogen.

Que me reprueben me vale pito, que roben mis cosas también me vale pito y que me corran también me vale pito.

vayan a sacarle sonrisas al culo de su abuelo que yo no los vuelvo a escuchar, a fingir interés, ni análogos. Me voy a parir a otro puto mundo y ojalá les salgan dientes en sus sexos para que se automuerdan y les sangren y les cuelguen trozos de carne con pus de donde se alimente un perro sarnoso con la cara de su ex pareja mientras les introducen por el ano un pinchi tubo con leche empezándose a cuajar.
.EL ILUSTRADOR.




Quien diría que ese joven de cabellos chinos, más alborotados que los míos, hoy colabora en Complot. Yo que te conocí hace años en shorts y "zapatos", tú y yo paseando en ruta y comiendo bolis, con tobillos y muñecas repletas de pulseras, hablando apasionados de la revolución de 1917 para mi exposición, huyendo de la policía. Eres él mismo que me defendió de un soberbio sujeto con placa que quería pegarme porque no soltaba una manta en la plaza.



Y la suerte, los padres, Juárez, los loqueros, Zacatecas, el Sea, la banda amiga, nuestras miradas secretas, las dudas, el qué pasó, los mails furtivos... Algún día escribiré de esto, hoy solamente quiero felicitarte y decirte que Te amo mucho y que me emociona y me sacas lo cursi (obviamente).

Ti amo.
me has tumbaó los ojos tristes

jueves, junio 12, 2008

Mi primer artículo en La Jornada.


Mientras disfrutaba el agradable clima de 40 grados a la sombra en una manifestación afuera de Conagua, se me acercó el Solís, un barzonista que la verdad me cae rete bien porque siempre tiene un chingo de porcentajes interesantes del maíz, el frijol, la lluvia, la avena, los cortes de luz y por supuesto de los subsidios del Jelipín.

Es un honor raro estar con esas gentes en sus mítines. Traen verdades, huelen a sudor y a tierra, uno no tiene que preocuparse por echarse un tabaco durante la entrevista o tomarles la foto nice como a los diputados. Ellos traen el campo escondido abajo de la camisa, el sombrero doblado de las orillas por tanto sol; te explican con las manos curtidas y el rostro lleno de historia.

Total hablaba del barzonista. Pues que llega y que me dice: gracias por sacar en tu periódico la nota del maíz y aparte mandarla a La Jornada, la vi desde las seis cuando leo el periódico virtual.

Y que le digo, ah si estuvo muy buena la entrevista. ¿Qué cómo dice? Ya estaba yo atarantándome con el calor que se siente a unos 55 grados al coraje cuando me explica y nos guachamos en la compu que plagiaron mi nota.

Mira nomás Solis, le dije. Es la primera vez que publican algo mío en un nacional. Lástima que en el camino seguro se les cayeron un montón de renglones y mi nombre. Ni hablar, me dijo él mientras me daba unas palmadillas de esas que dan los papás a sus chamacos cuando se les nota la decepción.

Pues si, uno no sabe ni para quién trabaja. Y nos quedamos el Solís y yo allí afuera de la Conagua esperando al director para oir su montón de mentiras. Sentaditos a la sombra nos quedamos sin hablar, con un cono de papel lleno de agua tibia.

miércoles, junio 04, 2008

Mi querido bus.
Donde todos bailan al ritmo del mismo bache


Cada mañana espero de diez a quince minutos en la esquina. En una mano sujeto el cambio exacto y mi credencial de la escuela, en la otra mis dedos tamborilean listos para hacer la intempestiva parada al camión que se contonea velozmente por la calle que está a cinco cuadras de mi casa.

La parada del camión. No hay nadie más valiente que los que nos aventuramos a domar esos monstruos mecánicos conducidos por choferes desvelados y apresurados. Tener la suerte de que se detenga no es suficiente, las colonias, que más parecen microcosmos, llenan el bus con solo dos esquinas. Una coreografía permanente de gente subiendo y bajando, dando de caderazos en cada frenón si les toca ir parados.

Subir y encontrar lugar también es un reto, sobre todo si esperas la ruta que llega a las ocho o nueve al centro de la ciudad, y que el asiento este firmemente clavado en el piso es otro punto, allí vamos como en una enorme mecedora que echa humo, dando brincos en los baches que el municipio jura no existen, a dre na li na pura, hay que saberse sujetar para no tumbarse en un tope.

¡Trompas rosas, naranjas, nombres con chinola blanca!, nada parece más representativo de nuestro arte popular que los murales que adornan la parte trasera de los camiones. “Lorenzo” “Mi querida Lupita” “El rey del camino”, se lee en las pared interior junto al chofer que no suelta su coca cola fría ni un instante.

Es un juego de culturas, un abanico de niveles económicos medios, bajos y más bajos: el joven intelectual con su libro de letras pequeñísimas, el albañil que se empina la botellita de mezcal en una bolsa de papel mientras que una señora se persina al pasar frente a la iglesia.

“!Bajan! ¡Suben! ¡No llevas vacas!, los camiones urbanos son el único foro abierto que recorre la ciudad sistemáticamente con su interior a reventar. Algunos hasta se sienten como en casa, juguetean con su nariz, se maquillan, y los más desinhibidos cantan a pecho con la rola estruendosa de su celular.

Hoy, escuché en la radio que habrá un mejor transporte, sin el chocolate Pikolo a dos por cinco pesos, los bolis que subieron, por cierto, a cuatro pesos, y los pays de ex adictos. Un transporte sin los mensajes de amor en los asientos, el olor a hombre y mujer, el chicle que yace eternamente escondido bajo el asiento, hasta que un mala suerte mete la mano de pura casualidad.

Será el nuevo sistema más rápido y mas barato –quiero creer-, solo espero no perder el gusto de viajar en el circense espectáculo, donde todos parecen bailar al ritmo del mismo bache, luego de una dura jornada diaria.

¿Qué pasa por la calle?

domingo, junio 01, 2008

Mateo y el lavabo.

Cuando creo que mis gatos han aprendido a comportarse, entiendo que hay cosas que el amor no puede cambiar.

miércoles, mayo 28, 2008

...Mi versión.
primer encuentro con un ejecutado


“Ya ni podemos venir al centro”, murmuró una señora que llevaba a su hijo de la mano y caminaba apresurada en sentido contrario al lugar donde intentaron ejecutar un hombre, a diferencia de la mayoría decidió alejarse. El caos vial aumentó casi a la par del estruendo de los balazos en una tarde atípica en las calles Juárez y Libertad.

Más de cinco impactos fueron los que se escucharon alrededor de la una en dos de las calles más transitadas de la ciudad, la gente salió de sus comercios y comenzó a agruparse en torno a una vieja troca nissan con impactos de bala y un hombre herido.

Los que llegaron primero se formaron alrededor y comenzaron a hablar sobre dos motociclistas que embistieron al vehículo donde viajaban un hombre y una mujer, de los murmullos se pudo deducir que solo a él le querían, pues su pareja estando tan cerca, salió ilesa.

“Lo mataron” “De seguro anda con el narco”, dijeron voces sorprendidas, mientras que algunos con rostro temeroso caminaban con la mirada ajena, eran ellos los que estuvieron más cerca de los balazos.

De inmediato, la gente comenzó a bajar de las calles aledañas con teléfonos celulares en mano, algunos intentaban captar los hechos de cerca, la gente curiosa brincaba y rogaba por una mirada corta que le diera idea de qué estaba sucediendo.

Los cordones amarillos adornaron la calle, las sirenas de autoridades y ambulancias complementaron el ambiente dónde al final llegaron elementos del ejército a cerrar de manera definitiva el tránsito.

“Es nuestra calle” dijo en voz baja una mujer con unos cuarenta años acompañada de su madre “ni digas nada que nos toca”, la reprendió de inmediato; mientras que un niño sin miedo corrió a verlos de cerca y gritó: “!como en las películas!”

Una tarde de película quizá tenga razón, una tarde donde la permanencia fue definitivamente voluntaria.

lunes, mayo 26, 2008

...

Tú me gustas
porque haces reír a las cajas
y enojas
a mis pesadillas.

Porque siempre,
me guardas un pedacito
de pincel
para el postre.

tiamo.

sábado, mayo 24, 2008

.déjà vu.
abarrotes


Se vistió, se enjuagó la boca, y limpió sus dientes frotándolos fuerte con el dedo índice. Eran las diez y el mercado abre desde las ocho, ya era tarde, así que tomó la bolsa de red naranja que fuese de su madre quince años atrás, y subió de prisa a la ruta. Bajó y se dejó llevar por el puesto que parecía brillar entre tanta cartulina fluorescente: ¡OFER TT TA!!! alcanzó a leer. Sacudió su falda y con una sonrisa avivada por los descuentos, entró a la tienda déjà vu.

Unos cincuenta años eran los que le colgaban de la cara a la señora del mostrador. La alacena detrás de ella estaba repleta de frascos y cajas etiquetadas con la marca del establecimiento. Llevó cinco paquetes naranjas, dos envases azules, y le alcanzó para una pastilla chiclet´s. Pagó cincuenta centavos y una agradecida sonrisa.

Ya en casa, comenzó a desempacar lo que logró completar con su flacucho sueldo y cocinó; sirvió estratégicamente en tres platos, pero cuando llegaron los niños y terminaron la cena se dijeron más hambrientos.

Enojada comenzó a escarbar entre las latas, cajas y frascos; leyó cada producto: desempleo, salario mínimo, infonavit, educación, pobreza, sindicatos, IVA…

Volvió a la tienda dos semanas después. Compró otro chiclet´s y tomó diez latas más diferentes a las anteriores: reforma energética, subsidios, tratado de libre comercio… Y al llegar a casa pensó: déjà vu, que extraña marca, mientras veía a sus hijos comer.

martes, mayo 20, 2008

.Ególatra.
your black eyes

No me pidas que te ame

cuando llevas la mirada colgada para adentro.

jueves, mayo 15, 2008

...

Ayuné por meses el amor propio
y hoy, ya no puedo comerlo.
Siempre termino vomitando.


dibu presta´o.

martes, mayo 13, 2008

...

Todo el día haces rimas
y dibujas
garabatos
¿Cómo no te arrimas
y maullamos como gatos?
si quiere haga un rima...

martes, mayo 06, 2008

¿Alguien ha visto mi etiqueta?

No tengo mucho sentido, o quiza no lo entiendo. Ojala tuviese un logo, una marca, una etiqueta, o un código de barras en alguna parte de mi cuerpo; hasta mi playera de segunda tiene cosida una identidad: TRIP GIRL for little dreamers, bah!, mis tenis Converse, mi mochila Made in México, mi sopa Campbells, mis frijolitos refritos La Sierra, leche Zaragoza, Epson, Telcel, Notebook, Papas Ochoa, Gateway, Chachitos, Pemex, Tortas Taz, y mi aipod.


lameripoppins de alumnos de diseño

No. No me encuentro el ser por ningún lado, a veces me pregunto si en realidad seré un producto del hombre, y allí es cuando viene a mermar Don Dios, el yo tengo explicaciones dogmáticas para todo, viene a llamarme hija; pero al final tampoco tiene mucho sentido. ¿Por qué esperar a morir para poder reconocer mi ser? Cuando muera no quiero ir con Don Dios, no quiero que quien nunca me conoció perdone mis culpas y exorcice mis demonios. No quiero ser estudiada como buena o mala mercancía, ¿Es acaso Dios un símil de la revista El Consumidor? Imposible. No podrá calificarme sin primero darme un nombre y una razón verosímil de ser y estar.

No tengo sentido, y no lo encuentro por ningún lado.