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Llevó su mente a desperturbar. La apretujó en una bolsa de plástico con hielo para no perder ningún recuerdo. Dos, tres pasos; el semáforo, la calle, el autobús. Bajó al comercio y la secretaria le atendió con su mueca firme. Buen día, vengo a.., Si ya sé respondió gruñonamente la feucha anciana. Tardará unos quince minutos ¿espera?, Claro. Quince minutos, quince minutos…
En quince minutos con unas pinzas filosas en las manos, el doctor Freiiu desinfló cada ampolla grumosa de su mente, limó los callos melancólicos, las costrosas culpas, los regordetes remordimientos. Era lo que mas tenía, temblorosas bolsas gordas pusientas a punto de reventar, los remordimientos eran su dolor de cabeza, y mírala ahora tan desenvainada de la culpa sin tener que haber olvidado ni un solo detalle.
5 comentarios:
PIR AMOR PROPIO ESTUIA DERECHOY DJA D ESCRIBIRRR
pastillitas de menta para los desaforados...es más, poeste el de la come limones =P
pobre anonimo...¿estará triste o solo perturbado?
no
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pensandolo mejor es mas bien estupido...
pobrecito ;(
jua jua juaa.. a.a tss...
buba quere limones.. mmm... seria bueno. pac pac pac... jajjaa no molestes a los anonimos!! mejor vamos a darles pastel ;)
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