Intentó ser fuente (agua mansa, sol perdido) y sólo le quedó la HELVETICA de una verdana itálica. Lo vio a sus ojos ―incandescentes― y de tipo Bookman Old Style, y empezó a teclear en la derruida maquina Olivetti. Nubes deshilachadas andaban por el cielo. El aroma de café le llegaba y una canción de cuerdas dibujaba en el aire una vibra parisiense. Estaba cansada, su jefe de redacción había llegado con animus ENGRAVERS MT, de entrégamelo-TOdO-YA.
Y corría nebuloso minutero contra sus dedos ya inválidos de tan cansandos y amarillos. Se posó en la Arial, se quitó lo New Roman y en Time, dividida en dos, pudo justificarse.
Pero escapó por fin (apostando) su viejo template, y se consiguió uno más Comic Sans MS pero mejor al fin. Azuloso e incandescente. En la calle veintidós, doblando por Eva (despertándola) y con esquina en Tarde.
1 comentario:
las letras hasta en la sangre: RH.
Hace rato no te leía chica, buenas salenas para vos.
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