Dicen que estoy tocada, pero tumbarlo de un sartenazo fue puro buen tino de no quería aunque igual te lo merecías y ya qué. Mire doc no estoy mal de nerviosismos, si lo noquié con el traste mientras tragaba frijoles puercos fue porque compró leche Lala. El cabrón sabe cuánto se me hincha la panza, sabe lo mal que me pone esa puta leche y de todos modos siempre termina trayéndola. Al principio iba y la cambiaba pero verdá de dios que salgo jodidísima del puesto de quesadillas. Yo le digo amablemente, Pancho por favor te encargo que no compres Lala, me suelta las tripas. Y es cuestión de cinco minutos pa´ verlo cojeando de regreso con las bolsas transparentes donde alcanzo a ver la Lala. Me ignora con los taponsotes bien puestos, es adrede, si viera que clarito lo imagino frente al refri del súper pensando entre Zaragoza Vaquita, Alpura y mejor le llevo Lala pa´ ver si así adelgaza la pendeja. Si ya sé, no soy talla cinco desde hace diez años, soy múltiplos de cinco tirándole ya al cien ¡pero el cabrón tiene la culpa! No puede quejarse si no me lleva una ensaladita cuando me la paso todo el día en el mercado. Si no engordas por tragar, engordas nomás de puro oler el cazo de las quesadillas y me cae doc que por la nariz también crece la panza. ¡Imagínese! tengo treinta años guisando bolas de maseca, pero no puedo lograr que éste cabrón se amase ni pa´ traer lo necesario de la tienda. Todos los días doblar tortillas, rellenarlas y echarlas al cazo, eso hago yo, eso sé hacer yo, así como antes sabía ponerlo loquito mientras hacíamos el amor. En mi vida he manoseado un chingo de ordenes, si le contara, aprendes mañas, prefieres tal o cual marca de maíz, descubres cómo agarrar la tortilla con la pala sin desperdiciar mucho relleno. El bisnes es sencillo, bajas la tortilla lento sobre el cazo y volteas de zopetón en chinga uno dos, recoges con cuidado la quesadilla ya frita, inclinas pa´ quitar la grasa innecesaria y dejar nomás el exceso rico, te limpias el sudor de la frente, respiras, sirves y listo. Y ahora pienso que algo así debí hacer con mi Pancho, quererlo y exprimirle solamente lo que sobra pa´ no dejarlo seco. El aceite termina por quemarse la cama también. La verdá que nosotros con tanta lonja ya ni cogemos, cuando nos abrazamos quedamos tan lejos que mejor terminamos poniéndole a la tele, programamos apagado automático y ps ya sabe la repetición de Lolita Ayala o el fataché. Es rebueno eso de tener entretenimiento pa´olvidar que uno anda siempre jodido sin recibir siquiera un diploma. Verdá de dios mi doc que deberían darnos papelito, trabajamos más de diez horas y aparte las quesadilleras ofrecemos hartos beneficios a la gente. Ire, viernes y martes preparamos huitlacoche, sábado de champurrado y miércoles de trague lo que pueda por cincuenta pesos. Es todo sabiduría, panza llena corazón contento. Yo desde chica le hago a las quesas y cuando agarras gusto te quedas. Entré a los trece cuando mi apá murió, él si era un caballero y usaba loción del sanborns, no como el Pancho que apesta. Ese nomás dice, es que yo soy poeta mi Magda, ¡Poeta cabrón! tan siquiera antes me dejaba algún verso escondido dentro del chal o en el puesto, ahora nomás trae esa puta leche Lala. ¡Cabrón egoísta! Usté nomás piénsele doc. ¿Eso es amar? ¿Cuánto le cuesta agarrar otra chingada leche? Mera voluntad mi doc, a las personas les falta puritita voluntá. Pero por lo pronto a ver quién puede más, si yo con la panza mala o él con el chichón del sartenazo. |
jueves, marzo 19, 2009
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3 comentarios:
Jajajá! Me encanta como escribes.
la verdá es que si sos toa una doptora de las palabrasletras.
gracias por las sonrisas.
alguna vez intento darle una lista? digo, tan jodido esta el camino de la vida como para no toparse con una abecedario en el trayecto?
yo aun cambio la comida de mi amada, aun cuando ella sabe que una vez que me siento a comer me molesta mucho levantarme. porque eso si. seran lo que quieran, pero en el McDonald's siempre le ponen queso a sus burgers, y a ella le repatea el queso.
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