No respeto porque no confío, no comprendo porque envidio, porque me duele la choya de tanto darle vueltas y llegar al mismo punto, el del principio: rabia, decepción, impotencia, odio, y de allí tristeza, soledad, asco y suicidio. Ojala morir fuera tan sencillo como abrir el clasificado y escoger un fin, el que se quisiera o se pudiera pagar: Perfecta para fracasados, Indolora, Te llevamos directo al descanso, Viaje junto al amor de su vida por la eternidad, Garantizamos su llegada al cielo, Si paga de contado le regalamos las flores, Para quien no espera y ansía un mejor futuro, Precios preferenciales para grupos, No más soledad, Reencuentra a tus seres queridos, No esperes más, La Nada es el Todo… Pero no, welcom tu mai faquin sic donde te aguantas la vida que no escoges y hurgas arriba-abajo sin encontrar jamás un por qué y un para qué con duración de más de cinco minutos. Y abres el clasificado y sólo objetos idiotas que dices necesitar para ocuparte ocho horas como empleado que ahora viste marca y sigue tirando mierda apestosa por la cola, despiertas con lagañas iguales a las del niño que limpia el vidrio y compras pomada para las almorranas que en público niegas y achacas a tu abuela que uy, no sabe ni leer y se casó con un machista. La tele lo mismo, internet, radio, periódicos… Ni siquiera mi vida funcionó en feisbuk, ¿Si me denomino yo, por qué no puedo decidir sobre mí? Así nomás, “Adiós mundo cruel”, sin recelos, sufrideras ajenas ni el clásico ay pobrecita, ya se le veía aguitada pero no quería volver al sicólogo, le pregunté cómo estaba pero no dijo nada, como si importara realmente, como si no se hiciera el cuestionamiento por costumbre y bajo el deseo de que responda que estoy bien y me vaya sin soltar una sola lágrima que implique ser escuchada, no, más bien oída ¿quién abraza un monstruo? Quiero un clasificado real, aunque podría terminar escogiendo una muerte lenta como la que siento, quizá lo hice y te borran la memoria para que no te arrepientas, quizá pagué de a poquitos, en abonos; y hasta usé tarjeta de cliente frecuente; Aproveche precios en caso de reencarnación, recuerdo haberlo leído, sí, Compártala con su pareja, la que le dejó mucho antes de tomarse esa foto por el vigésimo aniversario, a la que ahora deseas haberle lanzado una bofetada, las cartas que recibías de otros, y sobre todo escupirle tan fuerte para que muriera ahogado en el lodo formado por la saliva y tierra donde debiera estar enterrado para que yo no escribiera tanta charla que a nadie interesa, sólo a mí y eso, porque lo siento.
3 comentarios:
No importa la escuela, el trabajo. No me importan ya muchas cosas. Estoy flotando. Tu eres mi ticket. Alicia en su pensamiento tirando del hilo de su enredo. Cuelgo de ti. Echate eso al lomo. Jactate de eso. Eres de la razón de leer, escribir, andar. Tu. Chingate. Paquete grande. Te toco cargar con el. Ahora te descubriras en mi.
Tan inevitable como la muerte, la vida.
Esdrulujúria, tal ves tienen algo en común.
¿Quién puede quejarse de todo mejor que tú?
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