viernes, junio 19, 2009

.Tardempanadas.


¡Por una cabrona Pepe! le dije a tu abuelo, si ya se está muriendo para qué quitarle el café. Doña Juana tenía finta de quien va emprendiendo retirada a otro mundo. La hubieras visto, has de cuenta tú, flaca flaca, de un codazo se las lleva la canija.



Al son de palote versus mesa, mi abuela cuenta cómo moría y no murió su suegra, señora menudita, calladita. Mira niña nada más de verte amasando recuerdo a la viejita, te faltan arrugas pero era así sin chiste, callada, seria, con cara de susto. Y échale poquito más del frasco para ver si damos con la receta, por tonta nunca la anoté, cuando estamos jóvenes pensamos fácil en todo y como sabía mantener la casa ordenada, a mi viejo -que en paz descanse- y a mis cinco hijos, cómo iba a escribir la receta de unas tristes empanadas, a cada rato horneábamos, para los niños hacíamos caracoles, flores, caballitos, ¡siin molde! eso sí, Margarita de repente desaparecía con el frasco de cajeta y regresaba toda chorreada con la boca llena de masa, pero a ver, dale más fuerza ¿cuánto fue siempre de harina? un kilo, entonces más manteca, no, no menos, agarra la bolsa para que no te embarres, sí otra cucharada, no mija de las grandes, así está bien, muy bien, con ganas, con cariño, cuando se tienen ganas todo sale bien. Ay Dios, mi abuela siempre tan positiva, mujer de rancho con carácter de caballo que se deja montar pero no dominar, me cae que por eso traía a su viejo durmiendo el sueño enamorado, me gustan sus historias, que su casa huela a café y esa sensación abrazo caluroso de horno encendido que te pone de mejillas rojas y hace que te relamas y relamas los labios. Trae el agua mija, un chorrito nada más. Me gusta oirla hablar, ver mis uñas rosas entre la harina, mis palmas espolvoreadas, las cosquillitas que dan entre los dedos, ¿cómo sería mi abuela cuando hacía sus empanadas? No, no tanta agua que se hace lacia. ¿La cia? Pero no te he dicho qué pasó después con la pobre viejita, la tenían en un cuarto chiquito, del tamaño del baño has tú a creer, sin ventanas, con puerta al cuarto de Julieta y una al de lavar. Como que me duelen las muñecas, siempre he creído que las mujeres de antes tenían buena condición física con eso de lavar, cocinar, planchar, mi abuela todavía se levanta a las seis y que el jardín, tortillas de harina, avena, alimentar a los pájaros: un canario, un gorrión y uno de castilla, no le gustan los baratos y cogelones periquitos del amor… No no, mira es con más fuerza, así, y mi abuela agarra la masa y sigue contando que a la viejecita no le daban ya ni su café porque dizque se estaba muriendo. Pásame la charola, la voy lavando mientras sigues amasando, no sea y haya una cagarruta de ratón. Tan limpia siempre, me molesta cuando dicen, pareces de rancho, conozco gente de rancho y es más limpia, ordenada y honesta, además a algunos como a mi abuelo les gustaba leer, ojala mi abuela me regalara la colección de libros que ya nadie usa, encuadernaditos en verde, con sus letritas plateadas, CLASICOS, y luego pensar que él también leyó Crimen y Castigo, ¡Jan! mira nomás, júntala mija júntala, la harina debe acercarse si no se va quedando fuera, con que le des unas cuantas maromas y listo, mira: sua ve ci ta. Ah pero perdí el hilo de la historia por estar pensando en testamentos con libros, qué egoísta, tonta, tonta, y resulta que la viejecita nomás estaba deshidratada, ni enferma ni convaleciente ni mucho menos, era una especie de maltrato o descuido que se presenta seguido entre hijos y padres. ¡Por una cabrona Pepe! le dije a tu abuelo cuando salíamos del rancho, si se está muriendo para qué quitarle su café, y nada que el doctor dijo: si esta señora está deshidratada pero nada más y a la mejor querían que se muriera, pero fíjate cómo todo lo ve Dios porque duró años y al final la que murió allí fue su hija, la que la metió en ese cuartucho, sí, se murió allí la pobre porque su casa se goteaba y resulta que ¡mija! ¡mija! ¡saca aprisa la otra charola que se te quema el negocio!


6 comentarios:

Jan dijo...

iiiiiiiiii le hubiera tomado foto a la empanadita cucurumbé :(

Jessica dijo...

¡qué bonito post! (:

(las empanadas se ven muy ricas también.)

Un señor se cayó dijo...

masa y amasa que palabras como tan para comer, que ricas letras dejaste ahí cocinando, pero no más de 12 minutos porque se les quema el borde, chica que bueno es leerte, ahí metí unas letricas en mi espacio de soñante de palomarios y otros mares.

hasta la vista comelona.

Alexandro dijo...

Voy a comprarme unas empanadas de mermelada de membrillo, que se me hace agua la boca. Osea, babéo.

Chá.

Jan dijo...

Lucydex: ¡se ven y están muuy ricas!!

yo no me llavo Javier: Re a pa re cis te... desde que tenés el corazón ocupado no escribís :(

Alexandro: membrillo... mmm... debería hacer unas de esas y otras de camote con guayaba *u*

Anónimo dijo...

acabo de hacer pan y beber de un vaso morado igual, q tripeo