domingo, mayo 27, 2007

...

Me siento bien dispuesta a convertirme en su error. Ese hombre del que no mucho he hablado fue educado para ruborizarse ante todo acto lascivo e inmoral. ¿Y qué? La casualidad ha esparcido sus botones, se ha arrodillado para que una pobre como yo tenga su cuerpo convertido en llama. Y así será eventualmente, deben creerme. No temo enfermedad o infortunio derivado de mi atrevimiento, si he de temer a algo será al dolor que me cause la privación de corromper su divina alma.

No hay comentarios.: