jueves, noviembre 19, 2009




La niña le lee, a la mujer del espejo

He contraído una ancestral enfermedad donde la forma de padecer jamás es certera. Lo irónico, es que conozco la cura y me niego a sanar. Cuando me trepo a la montaña rusa es por lo menos para vomitarme. Así que si he de andar enferma, lo considero buen indicativo, del poder morir.

Me di cuenta hace algunas semanas, esta flaca sonríe sin razón aparente, traigo la risa preorgásmica. Mientras pago la ruta se me sale la sonrisa, lo mismo si camino sola frente a Catedral, es más, la otra vez me sentí dichosa al servirme un plato con cereal. Así nomas de repente, Sonriente. El doctor preguntó si he tomado mis medicamentos en orden, lo que obviamente olvido. Así que según él, este peculiar "reflejo", no es por sertralinas, etc valeriana, complejo B, etc mariguana, o cualquier inibidor o estimulante de mi serotonina, o cualquier otro circuito cerebral. Descartamos dosis adecuada o sobredosis.

Su enfermedad me dijo, es curiosa: el diagnóstico se realiza previa entrevista de la persona consigo misma. Así como confesionario, pienso yo. Separas tu persona en carpetas antes de ir con el padre para que selle el archivo, y como yo, dejé hace rato el hábito de los sacerdotes, voy con el doctor para canjear mi receta médica.

Tomar media tableta rosa por la mañana y un cuarto de la azul. Si en el frasco dice 20 de gotas agregue el doble para adecuado funcionamiento. Si siguiera las instrucciones no habría de estar enferma confundiendo la "v" con "f", quizá, no estaría sonriendo por las calles.

!Flaca! me regañó el doctor, tómate tus medicinas y olvídate del mundo que has visto.

Mi·cw4 corazó´hk es un expectorante.

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