.Preposiciones en el Bar Tres Gallos.
Se siente el Marlon Brando en sus primeras mubis: chingonada. Llega tarde, pide lo mismo que tú, modales innecesarios del siglo ya pasó, y en menos de lo que te tragas un gallo apunta con la bic como si trajera una puta pistola. Qué gustazo corazón, como sabes soy Edmundo Ferrer, periodista de El Heraldo. Si te sientes más cómoda guardo la libreta y uso la grabadora, aunque prefiero no abusar de modernidades, ja-ja-ja. Ay darling darling, es más in echar entrevista a mano ja-ja-ja y se tapa los dientes como si fuera a contárselos. Tenía unas ganas así aerostáticas de conocerte, ja-ja. Sus lambisconerías a mí también me traen ganas pero de guacarear sobre mi passport o en el suyo mejor, porque ya no traigo pa´ otro trago. Este tu humilde servidor prefiere bic y libreta, dan un caché más retro. Pendejo. Lo vintage no quita lo plástico. Además cuando no usas pilas ni casetitos contribuyes a cuidar el ambiente, ¿o no te parece preciosura? Ni pío. Pendejo, otra vez, y además hippie. Si antes había pensado llevármela tranquila, asentir con la cabeza o usar hermosos monosílabos me retracto. Ni me muevo. Ni me muevo. Siempre he creído que la ventaja de usar grabadora radica en poder utilizar citas textuales, tener pruebas en caso de demanda y claro, mantienes la vista fija sobre el entrevistado. ¿Y entonces lindura? ¿Comenzamos o esperamos otro vasito? Sonrío, por lo del vasito. Mi salud mental me obliga a orinar, me levanto. Debo ser cortés para completar su entrevista y el dinero para mi viaje. Pendejo, BIC.
Cuando regresé con las manos oliendo a palmolive guaraná ya tenía otro wiski servidito. El mesero, que es mi carnalote desde el primer ¿lomismodesiempre?, nos trajo unas tiritas de carne seca en salsa valentina. Él antes bien nombrado Pendejo, que desde ahora será con mayúscula propia de nombre propio, seguía con libreta en blanco. Se movía levantándose ligeramente del asiento para acomodar su chaqueta y evitar horrendas arrugas bajo su seboso trasero. Daba vueltas sistemáticas a su popote haciéndose el interesante. ¡Ay mijo! si supieras que a éste bar nomás vienen maquileros y estilistas, carniceros, taqueros, gente con quehaceres más imprescindibles en la vida que leer tu columna, y yo no soy la excepción, pero leer y salir es distinto, por la morralla. Cago orgullo y completo viaje a dondesealejos para hallarme algún olvidado, regodearme en sus extravagancias y virginidad de soy ñoñoestoifeo por eso no salgo con nadie hace un chingo. Con lo que me gustan los rechazados, escondiditos, tímidos ratones hurga cajones de abuela en busca de libros, discos, revistas y hasta instructivos de cómo usar la máquina Singer. A veces con el tiempo se vuelven interesantes o al menos eso dice la banda, y allí yo patitas pa´ qué las quero. Bien, ¿desde cuándo dices que escribes? me lanzo en busca de otros meandros. Desde los trece. Quiero largarme a Francia, conocer el barrio Montparnasse y Ruán, susurrar teté, memé, see see. ¿Qué te gusta de escribir, qué motiva a una dama tan joven a deletrear tanto la vida? Aunque igual más cerca sería harto barato, Machu Picchu, hojita de coca, aire despejado, sí sí. María puede conseguir credenciales de estudiante y sale a la mitad, aunque no sé si viajes internacionales hacen rebajones. También podría ir acompañada, compartiríamos gastos y mira acá allá acullá. Ay no, luego nadie aguanta mi empedernido vagueo, Antonia ya no quiero caminar bla bla bla… Entonces ¿qué te motiva? Ah, sí yo creo que... Agacho la mirada al passport que va dejando entrever la urgencia de pedir el siguiente. ¿Por qué servirán el wiski en vasos enanitos? Cuadrados rechonchitos como el wey que me pichó taxi antier jueves. El trabaja con vacas y me regañó por tomar tanta agua, dijo que a éstas bestias les dan tantos litros por kilo, sacó cálculos y según mi peso yo debería tomar poco menos de litro diario. ¡Darliingg! noc noc, tenemos que empezar la entrevista. Ah sí, mo ti va ción piensa piensa. Escribir es como respirar y ya, lo haces sin decir: ay ora voy a llenar dos hojas con letras que hablen sobre la paradoja de los gemelos de Einstein y luego Jaimito se va al espacio, ingresa dentro de un circo para poder mandar giros intergalácticos a su mamacita que vive en Coyoacán y además envejece menos que el hermano. ¡Vergas! Bueno a veces sí planeo pero procuro ser menos organizada para no deprimirme. Odio pláticas premeditadas, citas previas, pagar por adelantado. ¡Darling! ¡Wake up! Me desespero con eso de a las 9:30 en tal o cual cafecito, me dan nervios hartos esperar. Lo que me hace pensar, ¿qué hago aguantando este Pendejo con saco rosa plash y pestañas postizas? Odio sus zapatos amarillo maizena, no deja de mirarme ni un segundo, no puedo pensar. Espero tu respuesta querida. Ay ora muy indignado, como si yo le hubiera escogido ese tono para labios. Tac tic tac tic (nunca he entendido porque siempre empiezan con el tic). Para estas alturas mi entrevistador ya estaba desquiciado. No sé si por falta de respuestas o porque llevaba cinco wiskis y tenía la idea de que él pagaría mi peda. Deberían darle viáticos en su periodicucho tan siquiera pa´ tener a gusto al que va a ser columneado o más bien calumniado. Con los alcoholes las respuestas salen aprisa y sin adorno. Mira mona, te haré preguntas más sencillas, con lo que bien que te tienen en la redacción pensé que serías más smart y menos estorb. Pendejo. Hablemos de inspiración, ¿de dónde proviene la tuya? A la troya, esa palabra siempre me ha dado miedo porque la inspiración no existe ni para cagar. Tec tuc tec tuc. ¡Mujer! no has dicho una sola palabra ¿te quedaste muda pué? y allí que se le sale el acento regio, jajaja. ¿Qué pasa por qué ríes? No nada chulo, mira así te la pongo. Escribo a escribo ante bajo escribo, con escribo contra de escribo desde que escribo. ¡Y lo más importante! entre escribo y en escribo hacia escribo, escribo por escribo según escribo, aunque a veces sin escribo escribo sobre escribo tras el escribo. Y entonces sí que se levanta mi compa todo endemoniado, deja cinco billetes azules sobre la mesa, se acomoda el chal plash y se va, se va, se fue. Y yo me iré también, sí, a cualquier lado con su dinero. Mañana envío una carta a la redacción. Pendejo.