Sólo ella me conduce ciega entre veredas roídas por inseguridad y miedo. La fe me sabe a camino cuando la llevo dispersa en el perfume de mi cuerpo. Entre miles de galaxias bendigo la esperanza de marcharme un día con las estrellas, para hacer reír al cielo y ahorcar a la luna.
1 comentario:
http://www.jornada.unam.mx/2008/11/07/index.php?section=cultura&article=a04n1cul
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