A veces temo que el cuerpo no soporte los vaivenes de mi alma y mente. Los nervios matan mi piel con manchas blancas y secas: soriasis. Las piernas parecen no sostenerme y caigo de las banquetas, sillas, cama y esperanza. Ojos negros profundos acuñan mariposas nocturnas que anuncian la cercanía de la muerte. Es la mente que se apodera de mí con sus debrayes, la profunda impotencia que forma telarañas de agua en mis párpados, inunda la vida de gris, ensombrece mis mejillas que en un tiempo fueron rosadas. Sé que moriré joven por no tener un cuerpo que resista tanta obsesión y fanatismo en torno a la vida.
La doctora quiere que vuelva con mi terapeuta dos veces por semana. Enumerar mis anhelos, recuerdos olvidados y moquear un rato si es preciso. Los ataques volvieron a instalar su rutina en mí, se nota a través de mis ojos y peso perdido que de nuevo hay que ir por ayuda profesional.
No creo en hadas ni sicólogos que curen, pero es la única manera se seguir con la caja de medicamentos en el buró, de no quedarme hipnotizada tres días sin comer, buscándome en la sopa recalentada de la semana pasada. Cinco inyecciones, todas en la misma nalga; un moretón físico que refleja a la muerte que siempre anda tras de mi jalándome lento de la realidad, como en un sueño, sólo que esta vez no la veo y sólo mi cuerpo le siente, se seca, se llena de soriasis, mientras la mente me aleja del todo a la nada, de la nada al todo, en un permanente existir nihilista.
La doctora quiere que vuelva con mi terapeuta dos veces por semana. Enumerar mis anhelos, recuerdos olvidados y moquear un rato si es preciso. Los ataques volvieron a instalar su rutina en mí, se nota a través de mis ojos y peso perdido que de nuevo hay que ir por ayuda profesional.
No creo en hadas ni sicólogos que curen, pero es la única manera se seguir con la caja de medicamentos en el buró, de no quedarme hipnotizada tres días sin comer, buscándome en la sopa recalentada de la semana pasada. Cinco inyecciones, todas en la misma nalga; un moretón físico que refleja a la muerte que siempre anda tras de mi jalándome lento de la realidad, como en un sueño, sólo que esta vez no la veo y sólo mi cuerpo le siente, se seca, se llena de soriasis, mientras la mente me aleja del todo a la nada, de la nada al todo, en un permanente existir nihilista.
5 comentarios:
Peso y Levedad. Silencio de una boca que no sabe que decirte Janet.
Tengo un libro que talvez te gustaría, puedo prestartelo si gustas.
Se llama Viaje atravez de la locura. La autobiografía de una esquizofrenica, colaborando con su psiquiatra.
Jane.
Tengo un dulce que asi se llama.
Ese si te lo regalaré.
Fátima
Tengo un libro que talvez te gustaría, puedo prestartelo si gustas.
Se llama Viaje atravez de la locura. La autobiografía de una esquizofrenica, colaborando con su psiquiatra.
Jane.
Tengo un dulce que asi se llama.
Ese si te lo regalaré.
Fátima
jane te queria saludar, y ya no se que poner buu
peor el saludo vale no
bueno si ni modo
saque las birrias
que bonito blog
Publicar un comentario