Sobrevivir
Andar como si se estuviese
Dormité semanas, no cerré los ojos por el insomnio. Dormité despierta entre alarmas, miradas, empleo, su recuerdo. Subir al autobús, limpiar los zapatos, escribir con tinta azul, no escribir, hablar con las “personas”, escuchar a políticos y sacerdotes, a la ONU, estar hambriento, no amar, no quererse, no asombrarse, no despertar.
Anuncios por doquier, inmensas avenidas roídas por “espectaculares”, que no poseen ese calificativo. Versos absurdos para bajos de autoestima, dioses políticos, la mercadotecnia sin estética, imágenes irreales y grotescas, sin la noción de que existe una perfección en la inocencia, los detalles, el error y las diferencias.
Dormitar. Sentir que se tiene insomnio y se sueña al mismo tiempo, hacerlo en breves ataques de imaginación o burla. Sentir que se ha colapsado dentro de un enorme triángulo, círculo imperfecto. Sentirse aprisionado en un consumo ilógico, falto de razón, de por qué, de un tener por el ser.
Somos un fallido intento de los cuentos de hadas, una parodia del "Felices para siempre". Somos seres pensantes que no piensan, un homosapiens de plástico descompuesto, aturdido porque no se acostumbra a pensar, y rechaza el intento. Hasta los bichos se rigen por leyes naturales de sobrevivencia.
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1 comentario:
no mame, hace como dos días me pasó lo mismo. que meyo no?
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