domingo, agosto 31, 2008


Jodiendo rockstars.



-No sé como quitar este espacio gigante de mierda-

No sé.

No puedo.

puff...



-No sé como quitar este espacio gigante de mierda-

-No sé como quitar este espacio gigante de mierda-





Sobrevivir
Andar como si se estuviese

Dormité semanas, no cerré los ojos por el insomnio. Dormité despierta entre alarmas, miradas, empleo, su recuerdo. Subir al autobús, limpiar los zapatos, escribir con tinta azul, no escribir, hablar con las “personas”, escuchar a políticos y sacerdotes, a la ONU, estar hambriento, no amar, no quererse, no asombrarse, no despertar.

Anuncios por doquier, inmensas avenidas roídas por “espectaculares”, que no poseen ese calificativo. Versos absurdos para bajos de autoestima, dioses políticos, la mercadotecnia sin estética, imágenes irreales y grotescas, sin la noción de que existe una perfección en la inocencia, los detalles, el error y las diferencias.

Dormitar. Sentir que se tiene insomnio y se sueña al mismo tiempo, hacerlo en breves ataques de imaginación o burla. Sentir que se ha colapsado dentro de un enorme triángulo, círculo imperfecto. Sentirse aprisionado en un consumo ilógico, falto de razón, de por qué, de un tener por el ser.

Somos un fallido intento de los cuentos de hadas, una parodia del "Felices para siempre". Somos seres pensantes que no piensan, un homosapiens de plástico descompuesto, aturdido porque no se acostumbra a pensar, y rechaza el intento. Hasta los bichos se rigen por
leyes naturales de sobrevivencia.

miércoles, agosto 20, 2008

Del gato a la zeta

El gato dejó de lamerse bajo el techo de lámina cuando la vio salir con su vestido de siempre y sus tenis viejos. La niña alérgica a los calcetines se dirige a la escuela. La niña… la mujer de veinte con cuerpo de infante, sonrisa burlona y mente perspicaz. Un azul brilla con el sol, el pelaje del gato se ilumina mientras sale del tejaban, se estira, maulla, vuelve a maullar mientras se echa al concreto para seguirla con la mirada.

Si fuera por ella permanecería siempre bajo la protección que brinda tener la figura de una niña, no hay que pedir perdón ni coquetear, el infantilismo es virtud para quien desea pasar desapercibida y ser consentida por los mayores y los de su edad.

El gato retuerce su cuello y la sigue, bajo el brazo (ella) lleva un libro de hojas viejas y letras sueltas que caen de una en una, algunas permanecen inertes sobre el pavimento, otras flotan con el aire ligero y se enmarañan en sus cabellos negros.

Las a´s inundan el patio, mientras la y la efe se enredan entre sus pies. Ese, equis, te, ere, che, jota, ele… con delicadeza se quita una eme de los ojos, y vuelve a ver al gato que lame una zeta y avisa el final de este relato.
...

lunes, agosto 18, 2008

Los hombres y los cigarros.

Subió las escaleras de dos en dos, se detuvo frente a la puerta del departamento y sacó la llave entre un jadeo que le supo a los cigarros del mes. Debo dejar de fumar un poco, o cambiar mi vicio por otro menos desgastante que me deje respirar.

Al día siguiente se levantó, lo miró (a él) y mientras encendía un cigarrillo marchó echando humaredas.