Tengo once años y voy a encender mi primer cigarro. Marlboro rojo. Lo tomé de la cajetilla de mi Papá. Mi amiga T. también trajo uno de su Mamá. Mentolado. Nuestras familias se reúnen cada fin de semana. Tocan la guitarra, cantan. Toman y fuman. Cuando oscurece decimos a los Bohemios que vamos a la tienda. Cogemos las bicis, pedaleamos hasta llegar a una barda que da al bulevar. Nos trepamos. Tiemblo. Siento un nervio que curiosamente me provoca satisfacción. Mis pies y los de T. cuelgan lejos del suelo. Reímos. Me pongo el cigarro en la boca y acerco la llama del encendedor.
Tengo once años y doce años y trece y catorce... No fumo.
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