lunes, mayo 04, 2009

La Muñeca




Afuera es de noche, aunque por aquí últimamente siempre está oscuro. Hay un párpado sin sueño que va pintándose de negro, y avanza, huye entre mis pies que deambulan por el desierto. La sed de no tenerte, no saberte, no olerte, no palparte, me deja apilando cántaros vacíos. El gato se asusta. Los pájaros revolotean en mí, pero ésta vida mía se viene cansando de simular que no he permanecido ausente. Llora la muñeca y se viste de rojo, mientras el párpado negro se acerca y apadrina su funeral.

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