Bla, bla, bla, dice él. Mientras ella canturrea bla, bla, bla. El lenguaje de los enamorados es incómodo o en el mejor de los casos, indescifrable. Uno los mira y piensa: ¿qué jodidos les sucede? Ay mi cucarachita, mi corazonsote, mi mante-cosita, ay mi trompita de triceratops, mis labios de crayón pintao. Cuarenta grados centígrados y los muy inconscientes andan acurrucados como si hiciera re harto frío, confundiéndose los sudores, pero en fin qué hacerle. Voltearse pa´otro lado. Tragarse los comentarios para no morderse la lengua cuando caminan de la mano. Ellos, atrapan besos de viento, bucles de agua, zopilotes de caramelo negro. Ríen, mientras son perseguidos por los perros. Trepan árboles y lanzan suspiros convertidas en deseos. Comen tacos. Comen hormigas. Comen tiempos futuros. Dejan que las nubes les fermenten en los ojos y un día con suerte: deciden amar de verdad... Pinshes invasores de parques y paradas de camión, pinshes idealistas, pinshes... bo ni tos.