martes, junio 12, 2012



"Frente a ella olvidaba momentáneamente mi eterna soledad. Sumire expandía las fronteras de mi mundo, me hacía respirar hondo. Era la única persona capaz de hacerlo(...)


Cuando hablaba con Sumire era cuando vislumbraba con mayor claridad mi existencia. Más que hablar, estaba pendiente de cada una de las palabras que brotaban de sus labios. Ella me preguntaba por esto y aquello; exigía además una respuesta. Si no se la daba protestaba, y si le salía con evasivas se enfadaba en serio. En este sentido era distinta a la mayoría de la gente. Sumire quería conocer de verdad mi opinión sobre diversas cuestiones. Así me acostumbré a darle respuestas precisas a sus preguntas y, a través de este intercambio, le revelaba a ella (y de paso a mí mismo)muchas cosas sobre mí"



Murakami, Sputnik mi amor.